🇪🇦 En estos días recordamos el regreso de Maite a Acacias en la transmisión de #UnaVita en Italia y al rememorar esas escenas nos surgió una gran duda. 🤔
Maitiners, sabemos todo el sufrimiento que Camino pasó y si a eso le sumamos que las grabaciones se dieron durante la pandemia del Covid, eso limitó mucho lo que sería el desarrollo del reencuentro.
Pero...
¿Consideran ustedes que esta escena del regreso pudo ser distinta? ¿Cómo reescribirían el regreso de Maite a Acacias? 🤔
Nos gustaría conocer cómo las Maitiners hubieran hecho estas escenas.
Deja tu comentario
🇺🇲 These days we remember Maite's return to Acacias in the broadcast of #UnaVita in Italy and when we remembered those scenes, a great doubt arose. 🤔 Maitiners, we know all the suffering that Camino went through and If we add to that, that the recordings took place during the Covid pandemic, that greatly limited what would be the development of the reunion.😪 But... Do you think that this scene of the return could be different? How would you rewrite Maite's return to Acacias? 🤔 We would like to know how the Maitiners would have made these scenes. Leave your comment
🇮🇹 In questi giorni ricordiamo il ritorno di Maite ad Acacias nella trasmissione di #UnaVita in Italia e ricordando quelle scene ci è sorto un grande dubbio🤔
Maitiner, conosciamo tutte le sofferenze che Camino ha attraversato e se a ciò aggiungiamo che le registrazioni sono avvenute durante la pandemia di Covid, ciò ha notevolmente limitato lo sviluppo del reincontro. 😪
Ma...
Pensate che questa scena del ritorno potrebbe essere diversa? Come avresti riscritto il ritorno di Maite ad Acacias? 🤔
Ci piacerebbe conoscere come le/i maitiners avrebbero realizzato queste scene.
Lascia il tuo commento

Hola maitiners, qué tal estáis?
Soy estef_potter en Instagram y Wattpad, y estef_maitino en Instagram.
Os dejo esta versión libre del regreso de Maite a Acacias 38, algunas partes son parecidas a la serie y otras son inventadas. Espero que os guste.
"Nada es igual desde que te fuiste, la vida ha perdido parte de su color, tú eras quien pintaba mi mundo con diferentes matices. Un tono gris se apoderó de todo cuando subiste a aquel carruaje, como una sombra que me acompaña allá donde voy. Nada es igual, el amanecer ha perdido su brillo, el anochecer se ha vuelto totalmente oscuro, mis ojos solo ven la nada, una nada vacía y extensa que se apodera de cualquier cosa. Parece que el sufrimiento forma parte de mi, ¿es qué no tengo derecho a ser feliz?, pero sin ti no hay felicidad.
Llego al museo y el guardia me recibe de manera amigable.
- Buenos días señora Camino, me he enterado de su reciente perdida, lo siento mucho.
- Buenas Rodolfo. Gracias, Ildefonso era un gran hombre.
- Aún así, ¿viene usted a su visita semanal?
- Así es. Esta rutina es lo que me mantiene en pie.
- Se sabrá usted las obras de memoria.
- Nunca me canso de contemplarlas. El arte es algo extraordinario- miento. Vengo para ver un trozo de ti, porque al estar rodeada de pinturas me lleva de nuevo a nuestras clases.
- No le robo más tiempo entonces.
- Gracias.
En realidad solo hay una obra que recibe toda mi atención. Me siento en el banco de siempre. Nunca hay nadie, y eso que es gratis. Ahí estás enfrente de mí con ese abrazo que tanto me impactó y que ahora me es tan familiar. Lo único que pude recuperar antes de tu marcha. Fui a tu estudio tantas veces, pasé tantas horas entre esas obras, que sin querer me adueñé de ella. Necesitaba tener algo tuyo que mantuviera vivo tu recuerdo, para sentir que te tenía cerca. Fue fácil convencer a un mozo con una pequeña suma de dinero para que llevara la obra a alguien importante. No estoy orgullosa de lo que hice, pero no me arrepiento, necesitaba algo tuyo, y que mejor que ese cuadro que me hizo darme cuenta de mis sentimientos hacia ti. Dos mujeres amándose.
No fue fácil convencer al Conde, pero compartíamos el gusto por el arte y por ir en contra de lo normativo. Así que, con su poder y su dinero consiguió exponer el cuadro en el museo, aunque en una zona alejada y poco transitada. Mejor, así es un lugar íntimo compartido entre tú y yo. Estoy segura que te encantaría ver como al final la obra va a cambiar la hipocresía de la sociedad que nos rodea, aunque sea un poquito. No puedo evitar recordar aquella conversación que tuvimos al salir de mi primera visita al museo.
"- Me ha encantado aunque he de admitir que estoy un poco molesta.
- ¿Por qué?
- Porque todas esas obras maravillosas que hemos visto son propiedad privada de una familia. Cuando podrían estar perfectamente en algunos de los museos más prestigiosos.
- Claro, por eso hemos ido.
- Pero... no están expuestas al público. Nos han dejado entrar porque usted es amiga de uno de ellos.
- Esa suerte tenemos.
- No estoy de acuerdo. ¿Es que la belleza solo puede estar al alcance de unos pocos? ¿De los ojos de los ricos?
- Opino lo mismo que tú y a la vez no.
- ¿No?
- No... Hay un día a la semana en el que la gente sin posibilidades puede visitar el museo gratis. ¿Y sabes lo qué ocurre ese día?
- Que se llena.
- Todo lo contrario. Que no va nadie. El problema no es que la belleza no esté al alcance de todos, sino que hay personas que no sienten la necesidad de disfrutar de la belleza.
- Porque no la conocen...
- Exacto, lo que hay que hacer es invertir en educación y que todos los niños, tanto ricos como pobres, puedan formarse. Así, ellos mismos exigirán disfrutar de la belleza".
- Al final se ha hecho realidad mi querida Maite. Con esta obra hemos aportado nuestro granito de arena en esta sociedad para que evolucione hacia un futuro moderno... es solo un pequeño paso, pero ha sido nuestro, y aunque tu nombre nunca sea conocido en la historia, todo el mundo hablará sobre este cuadro, sobre este abrazo, sobre al amor libre...¡Cuánto te echo de menos mi amor! Da igual el tiempo que pase, parece que fue ayer cuando ese puente fue destino de nuestra despedida - Unas lágrimas resbalan por mis mejillas al rememorar ese recuerdo, tu recuerdo.
- Jamás tuvimos que separarnos.
- ¿Maite? No, no puede ser, escucho tu voz como si estuvieras aquí a mi lado, pero sé que no es real, solo es mi deseo de volver a verte - seco esas lágrimas que brotan desde lo más hondo de mi sufrido corazón.
- No estás soñando, es real, estoy aquí.
- Me estoy volviendo loca - froto mis ojos una y otra vez. Noto una mano sobre mi hombro, no quiero mirar y comprobar que no eres tú, que es mi mente la que está creando esta escena irreal. Giro muy lentamente la cabeza y te veo, pero sigo sin creerlo, entonces voy a por la última opción que me dirá si es verdad. Mi mano temblorosa va subiendo despacio hasta mi hombro, siento tu calor y ya no me queda otra que confirmar tu presencia - ¿Maite? ¿Eres tú de verdad?
- Soy yo, amor mío - nuestras manos no se separan por miedo a desaparecer - ¿No vas a darme un abrazo?
Te colocas frente al cuadro, ya no puedo verlo, tampoco lo necesito, tengo todo lo que quiero delante. Permanezco inamovible como una estatua incapaz de reaccionar, mis ojos no te quitan la vista de encima. Me ofreces tu mano y la tomo con delicadeza, tu tacto era lo que más añoraba, tu calor, tu olor, tu hermosa sonrisa. Algo dentro de mi despierta y mi cuerpo al fin consigue reaccionar y nos fundimos en un abrazo. Es el mismo abrazo que representa tu obra, como si de alguna manera hubiera cobrado vida con nosotras. Somos esas dos mujeres amándose. Entonces ocurre lo inevitable, bebo de tu boca el dulce sabor de tus labios y mi mundo vuelve a nacer.
- Camino, podrían vernos.
- Me da igual, que lo hagan. ¿Sabes cuánto tiempo he esperado este momento?
- El mismo tiempo que yo, pero debemos ser precavidas o nos mandarán a la cárcel.
- Está bien - cedo ante la razón - Perdona.
- ¿Por qué?
- Por haber robado tu obra - dirijo la mirada hacia ella.
- Me volví loca buscándola, pero me alegro que esté aquí.
- Lo has conseguido.
- ¿El qué? - me miras extrañada.
- Las personas sienten la necesidad de disfrutar de la belleza, gracias a tu obra. Desde que está aquí han empezado a ir a visitar el museo.
- El cuadro es mío, pero la idea de exponerlo fue tuya, así que lo hemos conseguido, juntas.
- Cada vez que mi vida se tornaba cuesta arriba, que era a menudo, me escapaba a admirar la obra. En cierta manera me mantenía unida a ti, es una tontería, ¿verdad?
- No, me sentía igual cada vez que veía un lazo rojo, cuando dibujaba, cuando esculpía... todo me recordaba a ti.
- Maite.
- ¿Sí?
- Vamos a mi casa, necesito recuperar los besos perdidos.
Fuimos agarradas de la mano durante todo el camino, incluso una vez allí, con Rosina y Susana cuchicheando entre ellas, no nos separamos ni un momento. Solo Liberto sonrió al vernos, parece que se siente aliviado pues la culpa le ha estado persiguiendo desde que descubrió tu condición. Les dirijo una sonrisa mientras sostengo mi brazo por tu cintura y desaparecemos tras la puerta. La casa está un poco desordenada, desde que murió Ildefonso, sin ti a mi lado, ya no tenía nada. Estaba sola.
- ¿Por qué has venido?
- Sé que estás pasando por un mal momento y pensé que...
- ¿Necesitaría tu ayuda?
- Sí, pero mentiría si dijese que no lo he hecho también por mí.
- No me puedo creer que estés aquí, conmigo - rompí al fin la barrera que me hacía estar a la defensiva.
- Te hice una promesa, te dije que volvería a ti, y aquí estoy.
- Creí que jamás volvería a verte. Que te habías olvidado de mí.
- ¿Pero cómo iba a olvidarme de la persona que más quiero en el mundo? - tu hermosa sonrisa acarició mi dañado corazón - No he dejado de pensar en ti ni un segundo.
- Tu y yo jamás tuvimos que separarnos... Eres lo mejor que me ha pasado en la vida - intenté decir aquellas palabras reprimidas desde que te fuiste.
- Si supieras cuánto te he echado de menos Camino - tu mirada profunda y sincera llena de amor era lo que más deseaba - Cada día se me hacía insoportable...
- Cállate - otra vez esa palabra, otra vez esas ganas inmensas de querer comerte a besos. Me lancé a por tus labios, esos que ansiaba besar. Había olvidado el sabor, su tacto, pero regresaron en cuanto rocé mis labios con los tuyos y el abrazo, el abrazo fue la clave para encender mi corazón. Te quité la ropa en cuestión de segundos, nuestros cuerpos desnudos eran como un volcán a punto de explotar.
Mi deseo parecía no tener fin, al igual que el tuyo. Mis manos subían y bajaban recorriendo tu figura, rememorando cada parte que creía olvidada. Besé esos lunares que me pertenecían, como una serpiente mi lengua se movía dentro de tu boca...Éramos un solo cuerpo, calor y sudor, gemidos y gritos ahogados...
Cada rincón de la casa fue testigo de nuestro amor, nada quedó a salvo. No importaba el ruido, ni si alguien pudiera venir el escuchar tanto estruendo, necesitábamos apagar ese fuego que se había encendido y que sólo podía aplacarse dando rienda suelta a nuestra pasión.
Al llegar a la habitación paré en seco, no quería parar, pero necesitaba retomar un poco de aire si quería seguir con lo que tenía entre manos, tu cuerpo. Aproveché para mirarte, estabas tan preciosa. Había imaginado tanta veces este momento. Suficiente espera, me acerco lentamente de manera insinuante, coloco mis manos en tus caderas. Sin mediar palabra me acerqué rápido a besarte, me tomaste de la cara, separándome un poco, querías dominar la situación, pero era mi momento. Introduje la lengua en tu boca y tu sabiendo que era lo que quería, la atrapaste con mis labios. No quedaba ni un hueco de separación entre tu cuerpo y el mío. Agarré tu trasero con fuerza mientras nos seguiamos besando. Entonces te empujo contra la cama y me pongo encima tuya. Usaba una de mis manos como apoyo y con la otra acariciaba tu cara mientras nos besabamos. Comencé a dar pequeños mordiscos por tus mejillas, los hombros, bajando por tus brazos, las piernas y terminando en tu sexo. Sentí como apretabas las manos y las piernas contra la cama, agarrando con fuerza las sabanas, moviendo las caderas. Aumente la velocidad sin darte descanso, gemías y te mordias los labios.
- Te quiero - dijiste entre jadeos antes de llegar al éxtasis. Me miraste con esos ojos llenos de pasión, de lujuria - Camino, vente conmigo a París. Vivamos juntas.
- No hay nada en este mundo que quiera más que compartir el resto de mis días contigo.
Solo mi cara de felicidad fue suficiente para darte una respuesta, pero por si no te quedaba claro, pronuncié un sí alto y rotundo contra tus labios. Ver tu sonrisa me bastó para saber qué este era solo el principio de nuestra nueva vida. Me lanzo a tus brazos, tu boca vuelve a llamarme, y de nuevo, hicimos el amor como nunca lo habíamos hecho, por todas esas veces que no pudimos.
Al fin habías regresado, al fin tenía mi historia con final feliz.